Thursday, February 21, 2008

La contramarcha

Como muchos, me pregunto sobre la siguiente marcha, la del 6 de marzo. Quién la convoca? Quién la apoya? Es una continuación y complemento de la del 4 de febrero (como debe ser) o por el contrario, una negación y desvío de la misma? Los que participaron en una participarán en la otra? O los que fueron en contra de la primera ahora apoyan esta última y viceversa? Y lo más importante: que lectura deberá dársele a estas marchas?

Sobre el tema de quien organiza la marcha, el portavoz es Iván Cepeda, hijo del dirigente comunista Manuel Cepeda, asesinado en 1994. Desde el “Movimiento de Víctimas de los Crímenes de Estado” que dirige Cepeda, se ha convocado la marcha. En la página web de la organización, se encuentra toda la información sobre denuncias contra el Estado y contra el paramilitarismo. Como ya lo habrán deducido, lo que no aparece por ningún lado en ese sitio web son denuncias contra los crimenes de la guerrilla. Ahora, no es utilizar el argumento de siempre y que se utiliza de mala manera todo el tiempo, que consiste en nombrar y sacar a bailar a unos cuando se habla de los otros, cual concurso de barbaries entre dos equipos rivales. No, esta aclaración sobre involucrar a un grupo y no a otro es porque esta organización, como su nombre lo dice, se ocupa de denunciar los Crímenes de Estado. Hasta ahí bien. Pero cuando entran en el mismo saco los paramilitares, con que justificaciones o lineamientos lo hacen? Si entran, perfecto, pero...no aplican acaso las mismas justificaciones para meter entonces a la guerrilla? Esto cuando viene de una organización seria (la del Movimiento de Victimas), que debe enfocar sus esfuerzos a cumplir su meta de manera objetiva y no escogiendo a dedo, deja mucho que desear.
Además, la marcha del 4 de febrero se enfocó única y exclusivamente en contra de las farc, aun cuando el ELN hubiera cabido perfectamente. La “excusa” de los opositores a esta marcha fue que debería ser generalizada contra todo tipo de violencia. Bien. Entonces se organiza una marcha para condenar a los grupos que quedaron por fuera. Muy bien. Y ahora tienen su momento, pero NO la generalizan tal y como lo gritaban a los cuatro vientos que debería hacerse con la otra. Que pasa? Sí claro, esta marcha la amplían para condenar al Estado y los paras. Perfecto. Pero si es tan general y están recogiendo y metiendo a los que quedaban por fuera la vez pasada, que pasó entonces con el ELN? Otra vez pasa convenientemente de agache!

Todo parece indicar que los mismos argumentos en contra de la marcha anterior se pueden aplicar a esta, que las mismas perspicacias sobre quien organizaba la del 4 de febrero también funciona en el caso de esta contramarcha, que la mayoría de los que no iban en una van en la otra.

Y lo peor del caso, es que como muchos deseamos, una marcha no complementará a la otra. El mensaje no será de continuidad y avance, sino de división y (aquí viene la palabra de la temporada...) polarización. Será que una borrará la otra?

La respuesta llegará al terminar la jornada de la contramarcha.

Mientras tanto, en la baticueva...

Días después de lo que ha sido la demostración masiva más importante en la historia reciente de Colombia, seguimos a la expectativa. La euforia del día quedó ahí, y ahora la sensación es como un recuerdo distante de una gran fiesta que hace tiempo se apagó. Quedamos esperando que se dieran pasos concretos en torno a la sinsalida de las farc, que el gobierno tomara cierto liderazgo y entregara propuestas que siguiendo el espíritu de las mayorías se transformaran en políticas claras y efectivas para mover hacia adelante el tema guerrilla, secuestraos y violencia.
Pero en lugar de encausar el sentimiento general (y que por lo tanto se convierte en mandato) y presentar opciones (como sí lo hizo por ejemplo Mockus días después), el gobierno parecería más interesado en utilizar este capital en ideas de re-reelección o peor aún, gastándolo inútilmente con salidas en falso como la de las tierras prometidas.

Es como si estuvieran tímidos en su baticueva pecando de cautelosos con el tema encomendado y urgente de la guerrilla, pero a la vez lanzándose desordenadamente a misiones sin sentido que no llevan a ningún lado.


Mientras tanto, en la OTRA baticueva...

Mientras seguimos esperando alguna luz que pudiera sacar adelante el tema farc, en la cueva del guasón Chávez y cia., se están preparando para el siguiente acto de POWS! y Ouchs! Con la siguiente ronda de liberados, estemos seguros que volverán a sacarle todo el jugo mediático posible, retomando el papel protagónico que el gobierno ha querido perder. Como si fuera poco, ahora el cartel de invitados ahora cuenta con la asistencia permanente de los franceses, que como bien es sabido no tienen amigos sino intereses. Volvemos entonces a la pregunta de siempre: qué quieren todos estos “amigos” de Colombia?

Sunday, February 17, 2008

Colombia y el síndrome de Copenhague

Como posdata de la carta anterior, no puede llegar en mejor momento el siguiente artículo de Moisés Naim, editor de la revista Foreign Policy, publicado en el periódico El Tiempo de hoy domingo 17 de febrero:


Colombia y el síndrome de Copenhague

Hay que exigir a las Farc liberar a todos los rehenes, tanto a los pocos famosos como a los muchos anónimos: lo saben hacer muy bien, pues llevan décadas liberándolos de manera rutinaria, una vez que reciben los pagos que compran la libertad de sus víctimas.

El asalto al banco no salió bien. Los ladrones que, en 1973, intentaron atracar el Kreditbanken de Estocolmo quedaron atrapados en el banco y tomaron como rehenes a varios empleados. La sorpresa no fue que los criminales tardasen seis días en entregarse; fue que los rehenes se hicieron amigos de sus secuestradores. El episodio dio origen al llamado síndrome de Estocolmo: un extraño proceso psicológico mediante el cual los secuestrados a veces desarrollan vínculos de solidaridad y simpatía con sus captores.

El caso de Colombia, país que es víctima de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (Farc), ilustra una patética variante del síndrome de Estocolmo. No se trata de que los colombianos simpaticen con las Farc, ya que el grupo armado que los hace sufrir desde 1964 es detestado por una abrumadora mayoría de la población. Se trata de la globalización del síndrome de Estocolmo: son los extranjeros, muchos de ellos en lejanos continentes, quienes sufren de un extraño proceso que los lleva a simpatizar con asesinos y secuestradores.

En Dinamarca, por ejemplo, una organización llamada Figh-ters+Lovers vende camisetas con el símbolo de las Farc y promete donarles parte de sus ventas. Debido a que las Farc son uno de los grupos terroristas que la Unión Europea prohíbe financiar, el Gobierno danés entabló un juicio contra los vendedores de camisetas. Y lo perdió. Los jueces de Copenhague no creen que las Farc sean una organización que aterroriza a un país entero. Según esta lógica, al no ser las Farc un grupo terrorista, los daneses que les envían dinero no cometen crimen alguno.

De esta manera, ahora al síndrome de Estocolmo podemos añadir el síndrome de Copenhague: el raro proceso mediante el cual la ideología y la politiquería se mezclan con la ingenuidad y la ignorancia para justificar crímenes de lesa humanidad, siempre y cuando no sucedan en el país de los afectados por el síndrome.

Es fácil imaginar que los civilizados jueces de Copenhague habrían llegado a una opinión muy diferente si las víctimas de las Farc hubieran sido daneses en lugar de colombianos. Basta averiguar un poco y con algo de honestidad para descubrir que las motivaciones ideológicas que alguna vez tuvieron las Farc ya no existen. Hoy en día, la retórica que las iguala a los movimientos de liberación nacional solo sirve para ocultar el hecho de que se han convertido en una cruel fuerza mercenaria del narcotráfico.

Pero el síndrome de Copenhague no solo afecta a los jueces daneses. Hace poco, tres congresistas estadounidenses le escribieron una amable carta a Manuel Marulanda Vélez, 'Tirofijo' -el jefe de las Farc-, para expresar su complacencia por haberse dignado ofrecer videos, por primera vez en siete años, que confirmaban que aún no habían asesinado a Íngrid Betancourt y otros secuestrados. "Fue un paso en la dirección correcta y quisimos mostrar nuestro aprecio", dijo Gregory Meeks, uno de los congresistas firmantes de la carta.

Otro estadounidense, el cineasta Oliver Stone, tampoco tiene dudas sobre quién es quién en esta tragedia: "Uribe miente y debe asumir su responsabilidad ante el mundo", dijo, refiriéndose al presidente colombiano. Para Stone, las Farc resultan más creíbles que el presidente democráticamente elegido de Colombia. Esta es una convicción que comparte con el presidente de Venezuela: "Yo acuso al presidente de Colombia de estar mintiendo... y haber dinamitado el proceso de canje humanitario", dijo Hugo Chávez al expresar su frustración ante el hecho de que Clara Rojas y su hijo Emmanuel, así como Consuelo González, no fueran liberados antes de finalizar el año. ¿La explicación? Según ellos, el Ejército colombiano llevó a cabo intensos operativos contra las Farc en las zonas donde se efectuaría el canje. Esto lo ha negado el presidente Uribe, quien recordó no solo el largo historial de mentiras y promesas incumplidas por la Farc, sino que anunció que estas no podían liberar a los rehenes puesto que uno de ellos, el niño Emmanuel, había sido entregado a una organización de protección social.

Lo que no pueden Stone, Chávez y otros críticos del presidente Uribe es por qué les resulta tan difícil a las Farc liberar a los rehenes si esto es algo que saben hacer muy bien: llevan décadas haciéndolo de manera rutinaria, una vez reciben los pagos que compran la libertad de sus inocentes víctimas. La negociación y la eventual liberación de rehenes son un proceso frecuente, secreto y misterioso. En miles de transacciones previas nunca antes las Farc habían necesitado helicópteros venezolanos y la presencia de observadores internacionales y de centenares de periodistas.

Detrás de todo esto no hay sino la cruel e inhumana explotación del síndrome de Copenhague por parte de las Farc y sus facilitadores. Mientras que el síndrome de Estocolmo se produce por razones psicológicas, el de Copenhague es causado por cálculos políticos muy crudos, donde las excusas humanitarias no son sino eso: excusas para actuar de la manera más políticamente conveniente pero más hipócritamente inhumana.

Por eso, quienes simpatizan con las Farc deben exigir que se libere a todos los rehenes, tanto a los pocos ya famosos como a los muchos aún anónimos. Eso es algo que las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas saben hacer y pueden hacer si quieren. Ahora mismo. Sin circo. Y sin payasos.

Saturday, February 09, 2008

Letter to "Fighters and Lovers"

Dear Fighters and Lovers Execs:

I don’t know if you get many letters from Colombia, or if you read them. Maybe you are not interested at all in what common Colombian people think about your business or about anything. That´s all right. You are businesspeople living in a rich country and as such, why pay attention to a few millions citizens in a far away country? Never mind that your t-shirts are selling on the back of extortion, drug trafficking, murder and kidnapping. You wanted publicity and you got it! And if people buy your Farc t-shirts then you must be quite happy.

If you want more publicity, why stop at t-shirts and CD’s? Why not print t-shirts with images of the Farc concentration camps where more than 700 (seven hundred!) fellow Colombians rot to death? Or print t-shirts with MILLIONS of Colombians demonstrating against Farc? Or record CD’s with cries of agony of family members that have waited for their loved-ones more than ten years? Oh, right, that might not sell as well and can distort the image you are trying to portray of your beloved “freedom-fighters”. And that’s terrible for business, right?
If you are so fond of Farc, why not go a step beyond (quite frankly, just t-shirts and CD’s? Please!) and start your own Farc arm in Denmark? Import a bunch of them, some wild ones. (No, the few “students” that found their way into Europe and are your great pals don’t count). And let your little army settle in, let’s say, North Jutland. And let them start killing and trafficking and kidnapping. And print t-shirts of them! But Denmark is such a nice country you might not want to spoil it. But Colombia? Hey, that’s pretty far away, right? Who cares! At least you don’t!

As businesspeople you have to look at trends and see what’s going on in the world. What about checking the news about Colombia? (No, your favorite site “Anncol” doesn’t count either). Farc is no real “choice” for young people or unionists. And they have not liberated anything. And while you are checking facts on Colombia, look into your business. Yes, that of t-shirts. You might learn a thing or two about selling t-shirts in Colombia. More than a million sold in less than two weeks by street-vendors definitely is something you businesspeople in the trade would want to emulate. No fancy models, boutiques or internet sites were needed. It was a grass-roots enterprise. And you guessed it, those t-shirts had a simple message printed on them: NO MORE FARC.

Sincerely,

Cesar Amin
Colombia

Monday, February 04, 2008

La marcha del 4 de febrero

Imposible no hablar sobre la marcha de hoy. Como millones de colombianos en todo el mundo, salí con toda mi familia a demostrar en contra de ese anacronismo que es la Farc. En un día perfecto, de sol, cielo azul profundo y brisa, personas comunes y corrientes enviamos un mensaje claro y fuerte contra esa narcoguerrilla que tanto daño le ha hecho al país.
La marcha se caracterizó por la tranquilidad y unanimidad. Fue increíble ver como a medida que se acercaba el mediodía la gente iba saliendo de todas partes, en pequeños grupos, confluyendo en las grandes avenidas. Caminamos por la séptima. De manera orgánica los puntos de reunión se fueron uniendo por un río humano que fluía por toda la avenida, cerrando lentamente el paso al tráfico. A eso de las once y media el tráfico se detuvo por completo. Los buses, carros, motos, apagaron los motores. La gente salía tranquilamente de sus vehículos, uniéndose a la marcha en silencio. A las once y cuarenta y cinco impresionante el silencio. Miles de personas marchando en silencio, a la expectativa. Los semáforos cambiaban de rojo a verde en cámara lenta y no se oía motor alguno arrancando. Solo personas marchando en silencio, de blanco. A las doce en punto el estallido. Campanas, pitos, gritos, cantos, decían sí a Colombia, no a las Farc. Sin ambigüedades, sin rodeos, con el alma.

***

A los detractores de la marcha, les cuento que nunca me llego el cheque del Estado pagándome por ir a la marcha. Nunca me llegaron lo e-mails de algún empleado público incitándome a unirme a la marcha. Y nunca me obligaron a que comprara la camiseta. Y a los otros 2 millones y pico de personas tampoco. Salimos porque quisimos, no por “disciplina de partido” como los de las seudo-marchas.
Ahora estoy a la expectativa, esperando lo que irán a decir y escribir los comentaristas de siempre. Nunca aceptarán que la marcha fue el sentir de la gran mayoría de los colombianos. Dirán que no, que eso no es el pueblo, que esos “pocos millones” (!) no representan a Colombia. Meterán la carta política (pero no quieren politizar, nooo..!). Y será que dicen que todo fue una treta de Uribe? Mínimo dirán que la camiseta la diseñó Santos. No, ya se: en realidad no había tanta gente. Eran solo mil personas y el resto los metieron con Photoshop. Los de Londres, Madrid, Berlin, Tokyo, etc.: fácil...actores pagados. Que lo anterior son ideas locas? Esperen y verán con lo que van a salir...