Friday, December 28, 2007

La carta de Ingrid

Mucho se ha escrito sobre la última carta que Ingrid Betancourt envía desde un cautiverio que la tiene al borde de la muerte.
La carta impacta por recordarnos la desgracia y el infierno que tienen que vivir todos los días los secuestrados: “la vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo” escribe desesperada.
Escribe a su familia, y en una parte analiza el problema de Colombia, comparando la situación política con la de Estados Unidos en época de Lincoln. Para ella, Lincoln dejó la marca de la grandeza para el futuro de Estados Unidos porque luchó contra muchos para lograr la liberación de los esclavos y por la unidad de su país. Y en esto no puede estar más acertada Ingrid Betancourt, en que la decisión de Lincoln de luchar por ideales
de libertad deben guiar nuestra visión para alzarnos de esta tragedia nacional.

No pierde vigencia y puede aplicarse al pie de la letra el mensaje de Lincoln en su discurso inaugural, refiriéndose a los secesionistas del sur (enemigos acérrimos que como las Farc de hoy pretendían mantener esclavos a muchos y dividir el país): "In your hands, my dissatisfied fellow countrymen, and not in mine, is the momentous issue of civil war. The government will not assail you.... You have no oath registered in Heaven to destroy the government, while I shall have the most solemn one to preserve, protect and defend it."

Lincoln alcanzó la victoria y como dice Ingrid, “se enfrentó a muchos Floridas y Praderas”, sin nunca rendirse ni doblegando su pueblo a las viles demandas de sus detractores, siempre fuerte a pesar de ser criticado por las decisiones firmes tomadas durante la guerra, manteniendo la unidad de su país como principal objetivo, “con esa sed de grandeza que hace surgir los pueblos de la nada hacia el sol”.

Al final de la guerra, Lincoln llevó a su país a la reconstrucción. Al igual que Ingrid, podemos dejarnos inspirar por las palabras de Lincoln, una vez más: "With malice toward none; with charity for all; with firmness in the right, as God gives us to see the right, let us strive on to finish the work we are in; to bind up the nation's wounds.... "

Ojalá este momento llegue pronto para Colombia.

PS. Ingrid también escribe sobre Francia, una Francia muy idealizada por ella, lejos de la Francia actual que redujo los derechos civiles en nombre de la lucha contra el terrorismo y que tiene leyes que por ejemplo permiten detener personas sin juicio por varios años, en un limbo judicial increíble, o leyes que permiten a la policía realizar allanamientos sin testigos, o interrogar sospechosos sin tener un abogado presente. La misma Francia que pasó estas leyes por estar hartos del terrorismo y que NUNCA permitirían unas Farc en su territorio.

Una idea muy loca

Una idea muy loca, loquísima, de manicomio: Sólo por un momento imaginemos que es del interés de algunas naciones mantener a Colombia en un estado de guerra, en conflicto permanente...

Wednesday, December 26, 2007

La Palabra del Año 2007

Para el año 2007 la palabra (o para ser mas exactos, laS palabraS o término) del año fue “acuerdo humanitario”. Si la palabra del 2006 siguió marcando el 2007, igualmente sucederá con “acuerdo humanitario”, que ya copa todos los titulares y seguirá siendo primera página en el 2008. La complejidad y diferentes interpretaciones que se dan en torno a este término despierta todo tipo de pasiones y no deja a nadie sin opinión. Es tal su versatilidad que dependiendo de quien la use acepta sinónimos tales como canje, trueque, negocio, panacea, final feliz, etc.

Pero no solo por cuestiones semánticas es este un término tan importante, sino que es fundamental por su fondo y por todo lo que representa la idea. No hay que olvidar que detrás están CIENTOS de secuestrados que son una mercancía más para una guerrilla que de forma infinitamente increíble todavía tiene quien los aplauda y apoye. Se habla de los 45 (o 43, las cifras cambian) “canjeables” (y olvídense de los otros 700+ que no entraron en ese paquete) que entrarían a ser parte del “acuerdo humanitario” y que los cambiarían por 500 guerrilleros. Si algo ha demostrado las FARC es que no tienen un pelo de humanitarios, y que no quieren saber nada de acuerdos.

Para los que esperan un final feliz, prepárense para muchos años más de suspenso, dolor y caminos sin salida. Para las FARC entregar a 3 rehenes (alrededor del 0,4% del total de los secuestrados en su poder, el 0,4%!) sería el gran acontecimiento del año, probablemente según cálculos y estándares muy de ellos, derrochando bondad por borbotones, llenos de virtud y del espíritu contagioso de la Navidad. A este ritmo y teniendo en cuenta que no secuestrarían en adelante, se liberarían a todos los rehenes hacia el año 2257.

Si el 2008 ve algún tipo de acuerdo humanitario, será en pequeños gestos y digamos que si por algún hecho cuasi-milagroso se llegaran a entregar los 45 “canjeables” (palabra despreciable, por cierto), que pasaría con los otros 700 rehenes que tienen las FARC? (Las cifras cambian, pero oscilan entre 650 y 1100 rehenes).

La palabra del 2007 estará en boca de todos, la veremos en todas partes, pero como por arte de magia y por el mismo espíritu etéreo de las palabras, en la realidad no existirá.

Es época de buenos deseos y optimismo, por lo que hay que ser positivos, pero que el optimismo no se convierta en ceguera auto provocada.

Un muy feliz y humanitario año 2008


Alias Mono Jojoy observa a los secuestrados en los campos de concentración en la selva.

Sunday, October 14, 2007

Premio Nobel de la Paz

Una muestra de lo jodido que esta el mundo es que este año Al Gore haya recibido el Premio Nobel de la Paz. Nada en contra de Gore, que con sus presentaciones itinerantes sobre el cambio climático ha despertado el interés común sobre un tema fundamental. Pero de ahí a que Gore sea figura emblemática de la paz mundial hay mucho camino.

En tema de concursos y premios nunca quedarán todos satisfechos, y siempre habrá duda y descontento, pero en casos como este solo queda pensar que tal vez el Comité Nobel no tenía mejores candidatos y echó mano de lo menos peor. Y si no encontraron a alguien mejor que al ex-vicepresidente, pues estamos mal. Claro, también puede ser que dicho comité ande un poco perdido y tal vez no sea tan acertado como se esperaría de la reputación misma de la marca Nobel. Y este aturdimiento puede que no sea algo nuevo: a pesar de estar nominado varias veces, Ghandi nunca recibió esta mención. Pero no olvidemos que Roosevelt y Kissinger si obtuvieron el Premio Nobel de la Paz en su momento. (Ghandi no y ellos si?! Hhhmmm....) Ahora, si Ghandi nunca recibió el Nobel de la Paz, que se puede esperar?

Un ejercicio rápido: escriba en una lista las personas que usted cree deberían recibir el reconocimiento de una labor inmensa a favor de la paz mundial. A cuántos puede incluir en su lista? (Recuerde que para recibir este premio la persona tiene que estar viva hoy). En este momento me viene a la cabeza por ejemplo a Daniel Barenboim y su “West-Eastern Divan”, proyecto que fundó con Edward Said y que busca la paz y convivencia entre Palestinos e Israelíes. Quién está en su lista? Seguro que Gore no hubiera sido la primera opción. Y para terminar, un ejercicio más fácil: si existiera el Premio Nobel de la Guerra, quién estaría en esa lista? Estoy seguro que la lista de los premios de la guerra se llena muchísimo más rápido que la de la paz. Triste, no?
El mismísimo Alfred Nobel, creador del premio, dijo que si al cabo del sigo XX fuera necesario seguir entregando un premio por el mejoramiento y búsqueda de la paz, todo hubiera sido en vano.

Que lindo mundo cuando la lista de la paz sea mucho más larga y fácil de hacer que la de la guerra.

Cesar Amin

Wednesday, September 05, 2007

El Trancon

Todo comenzó un día cualquiera cuando el trancón de las nueve de la mañana se fue volviendo cada vez más lento hasta que era imposible avanzar un centímetro más. Tal vez serían las reparaciones interminables del transmilenio, una volqueta varada en la mitad de la avenida, o un accidente entre un taxi y una moto. Podría haber sido todo esto a la vez o simplemente falta de espacio para la gran cantidad de carros; no importaba, en todo caso el trancón que había comenzado en el centro se había extendido por toda la ciudad. La séptima dejó de andar a eso de las diez y media, la autopista no pudo tragar más flotas y buses, la 26 entera era un gran parqueadero que llegaba hasta salidas internacionales, la 80, 30 y 100 se redujeron a manchas amarillas de taxis, y en resúmen, no había una sola calle o transversal, por pequeña que fuera, que no estuviera taponada por algún tipo de vehículo. La única vía libre era la Boyacá, que igual estaba cerrada por reparaciones desde hacía años y de la que solo quedaba un cráter gigante intransitable. Hasta las vías del transmilenio habían sido ocupadas en un esfuerzo desesperado e inútil de última hora por escapar, pero al final no fue sino una vía más, estrecha, inundada por carcasas inmóviles sobre ruedas.

La alarma oficial no se dio sino hasta la noche, pues cada uno encerrado en su propio trancón, acostumbrado a esa normalidad de la ciudad, creía que la acumulación sería únicamente por unas pocas horas, solo por las cuadras de esa zona, suponiendo y rezando para que no se prolongara mucho, sin sospechar que era parte activa de ese trancón gigante. Y la alarma se dio en la noche, no porque las vías habían pasado cerca de 12 horas colapsadas e inmóviles, sino porque esa noche los ratings mostraron que casi nadie pudo ver el noticiero con la ex-señorita de piernas largas y tono majadero porque casi nadie había podido llegar a casa todavía, y porque ni siquiera la ex-señorita de piernas largas y tono majadero había podido llegar a grabar esa noche el noticiero.

El Gran Comité de Vías, Asfaltos, Reparcheos y Acción en Movilidad no pudo reunirse sino hasta el otro día, con urgencia, para dar solución a este gran problema. Se consultó con Alcaldía, Gobernación y Presidencia, las ONGs también aportaron, y al final el consenso y respuesta fue formular un comunicado de propuesta de resolución de proyecto de ley para aprobación de votación en plenaria en la próxima temporada de debates parlamentarios. Orgullosos, salieron a celebrar este gran triunfo de la democracia, que si bien tardaría “unos mesesitos” en arreglar el problema, estaba asegurado en pasar con algunos micos en primera ronda.

Entre tanto, la ayuda humanitaria empezó a llegar de fuera. De otras ciudades del país se enviaron camiones abastecidos principalmente con agua, mantas y gasolina, en miras de dejar resuelto el percance de una vez por todas. Pero los camiones salvadores lo único que hicieron fue alargar el trancón hasta las afueras de la ciudad, amenazando con convertir el atasco en monumento nacional. Los alcaldes locales de Chía, Soacha, Chocontá, Faca, Funza, Bosa y Choachí fueron los que más se opusieron a la ayuda humanitaria, pues bien razonaban ellos que no sería sino cuestión de días hasta que El Gran Trancón llegara también a estas poblaciones. A pesar de la resistencia, la ayuda seguía siendo enviada y solo fue posible parar los envíos recurriendo a los buenos oficios de la guerrilla, que gustosamente aceptó el encargo de realizar retenes en todas las carreteras que llegaban a la ciudad.

El tiempo seguía corriendo y las propuestas de grandes países desarrollados empezaron a llegar con sus respectivos equipos de expertos: los japoneses apostaban a hacer puentes de 7 carriles y túneles de emergencia; los franceses reciclaron la antigua idea de un tranvía a vapor por la séptima; los alemanes se inclinaban por un sistema de rampas y cintas transportadoras al vacío que reducían considerablemente las emisiones, mientras que los chinos ofrecieron comprar todo el parque automotor como chatarra para fundición en altamar. Por suerte el ayudante de unos generales retirados destapó a tiempo la propuesta gringa (que se había mantenido en secreto y era la más opcionada) que pretendía aliviar de manera práctica y rápida el problema enviando misiles Tomahawk y “eliminando quirúrgicamente” el trancón.

Después de dos semanas y media de crisis, el trancón empezó a desvanecerse de la misma forma como empezó, cuando a una señora de un Sprint rojo un taxista le dió la vía y al de la moto se le ocurrió quitarla y dejar que el de la camioneta Lexus diera reversa para que pasara la buseta que había parado en la mitad de la calle a recoger pasajeros.